Es muy usual que al llevar a cabo un proyecto, del tipo que sea, nos fijemos en lo difícil que será hacerlo realidad, en las complicaciones, en los obstáculos y en los sacrificios. Desde pequeños nos han enseñado a buscar la perfección y a castigarnos por los errores que cometemos en la vida en general; pocas veces hacemos todo lo contrario: visualizar los beneficios de conseguir nuestros objetivos, tomar los obstáculos como retos positivos e incluso a celebrar nuestros logros por pequeños estos sean.

Por este motivo tendemos a desistir de casi todo. Cuando aparece la desmotivación es muy sencillo que tendamos a darnos por vencidos sin darnos cuenta de que, a pesar de los errores que hayamos cometido, también hemos conseguido avanzar paso a paso. Y es que cuando nos centramos en lo malo, perdemos las ganas y pocas veces nos damos el tiempo de recuperarnos.

Este modo de ver las cosas o tema de percepción en el que vemos más lo malo que lo bueno, es uno de los campos de estudio del crecimiento emocional. Los seres humanos tendemos a plantearnos metas superambiciosas, objetivos que pueden significar un cambio positivo en nuestras vidas, pero cuando perdemos la capacidad de celebrar nuestros logros, fácilmente aparece la desesperación, la frustración y es más fácil desistir que intentar ver el vaso medio lleno.

Por eso, de vez en cuando es necesario hacer una pausa en nuestro día para realizar un inventario de lo que hemos logrado. Es muy probable que en tu vida se estén presentando signos de crecimiento emocional y tú, ni encuenta.

¿Cuáles son las señales que indican crecimiento emocional?

1. Has dejado de quejarte

A ver, quejarse es algo normal, lo que no es sano es abusar de las quejas; pasar todo el día quejándose no es sano. Al hacer esto estamos invirtiendo demasiada energía en algo que no vale la pena, además estamos emitiendo energía negativa hacia el exterior y mandando señales de ira y estrés a nuestro cerebro. Las personas exitosas evitan quejarse casi del todo y mejor invierten su tiempo en encontrar soluciones y darle la vuelta al problema.

2. Le dijiste adiós a lo que no te gusta ni te aporta

Dejar ir y centrarnos en las cosas que verdaderamente son importantes es una clave para alcanzar el éxito y sobre todo para lograr el equilibrio y crecimiento personal. Dejar ir a las personas que no nos aportan nada, alejarnos de lo que nos hace daño, deshacernos de objetos que nos estorban y, en general, evitar cargar con cosas que no nos gustan o nos molestan es ya de por sí un gran logro, pues tomar consciencia de todo ello y ponerlo en práctica requiere de mucha fuerza de voluntad y de una gran madurez.

3. Aprendes de tus errores

A nadie nos gusta equivocarnos, pero es parte de la vida. Despojarnos del perfeccionismo y darnos permiso de cometer errores es un gran avance para cualquier persona, pues significa que comprendemos que lo hemos hecho mal, pero también que podemos mejorarlo e incluso hacerlo mejor. Las personas que han crecido emocionalmente toman los errores como oportunidades y al hacerlo empiezan a ver las cosas desde una nueva perspectiva.

4. Te alegra el éxito de los demás

Porque solo la gente mediocre no es capaz de ver la felicidad del mundo exterior. Alegrarnos de que a los demás les vaya bien y cumplan con sus sueños significa que has dejado las envidias atrás y que eres un ser humano cada vez más pleno. Ser capaces de reconocer la felicidad en los demás no solo nos ayuda a crear un ambiante positivos  nuestros alrededor, sino que nos ayuda a enfocarnos en lo que a nosotros nos importa y nos hace bien.

5. Te rodeas de gente positiva

Es normal que con el tiempo vayamos haciendo una selección de las personas que queremos que sean parte de nuestra vida. También es normal que nos cueste trabajo saber quiénes son y luego dejarlas ir, pero como consecuencia de aprender a decir adiós a lo que no nos aporta, podemos empezar a rodearnos de gente que en lugar de llevarnos hacia atrás nos impulsa a seguir adelante. Al desprendernos de las personas conflictivas nos sentimos más libres para hacer lo que más nos gusta y dejamos de perder el tiempo en discusiones o encuentros nocivos que nos afectan mental y emocionalmente.

6. Has aprendido a ser más agradecidx

Cuando somos capaces de ver el lado bueno de las cosas, nos volvemos más agradecidos. No se trata de conformarnos ni de compararnos con lo menos, si no de darnos cuenta de todo lo bueno que tenemos y hemos conseguido y eso hay que agradecerlo. Ser agradecido por las cosas grandes y pequeñas nos acerca poco a poco a la felicidad y nos brinda una sensación de paz y bienestar incomparables.