Seguramente has escuchado un millón de veces la frase de “mejor solo que mal acompañado”, esto suele usarse mucho en el mundo de los emprendedores, y es que emprender solx o en compañía es una duda que puede surgir en más de una ocasión.

Existen muchos casos en los que una sociedad resulta la receta perfecta para el éxito, pero también hay muchas historias en las que incluso familias terminan separándose por un negocio.

Si te has planteado una cosa u otra sabrás que la fórmula perfecta no existe, y como todo, depende mucho de los objetivos y de la idea de negocio que quieras iniciar. 

Muchas veces estas sociedades se dan por sí solas, cuando ni siquiera lo esperábamos y resulta que son exactamente lo que necesitábamos, pues de otra manera no hubiéramos podido arrancar nuestro proyecto, pero cómo saber si es realmente lo que necesitas.

Aunque no tenemos la verdad absoluta, hemos logrado reunir algunos pros y contras de ambos esquemas para ayudarte a resolver este gran dilema.

Emprender en solitario

Tú tienes el control. Al ser el/la únicx responsable tienes el dominio total de lo que quieres hacer y cómo lo quieres hacer; te olvidas de debates y de aceptar algunas ideas que no te parecen correctas del todo. 

De igual modo hay más beneficios para ti, ya que las ganancias que consigas generan serán tuyas al 100 %.

Evitas muchas discusiones, ya que al tomar tú las decisiones no tienes que preocuparte de que a otra persona no le parezcan y te mantienes fiel a tu visión.

Inviertes el tiempo y esfuerzo que tú quieres sin preocuparte por si el resto del equipo lo está haciendo igual. Te conviertes en dueñx de tu tiempo, decides cuántas horas quieres invertir a trabajar y cuándo te tomas unas vacaciones sin afectar a otros.

Evitas muchas frustraciones cuando sientes que la otra persona no piensa igual que tú y no hace las cosas como te gustaría que se hicieran.

En resumen, emprender solo te dará mayor libertad de decisión y podrás hacer crecer tu empresa hasta donde alcance tu visión. Tienes completa autonomía y las ganancias son totales para ti.

Emprender en compañía

Por otro lado, contar con un/a socix puede ayudar a compartir otro tipo de frustraciones, sobre todo las que se dan al inicio de arrancar un negocio. Contarás con apoyo moral y emocional cuando las cosas no salgan como se esperaba.

Contar con un apoyo puede ayudarte a sentirte motivadx y enfrentar los retos con mayor entusiasmo.

También ayuda a compartir gastos pues la inversión ya no será solo tuya sino de dos o más personas, y lo mismo sucede con el tiempo. Así como las ganancias se dividen, también se dividen las responsabilidades y las tareas.

Es muy posible además que tú y tu socix o socixs tengan diferentes habilidades, por ejemplo, quizá tú eres mejor con la planificación y tu compañerx con las finanzas, por lo que cada unx aportará sus conocimientos para crear un equilibrio y rellenar huecos donde pudiera haberlos.

En resumen, cuando emprendes en compañía tienes un hombro en el cual apoyarte no sólo económicamente, sino emocionalmente. Y retomando las frases clásicas recuerda que dos cabezas piensan mejor que una. 

Entonces, ¿sí o no?

Sacar adelante un emprendimiento junto con un socio es posible, siempre y cuando los valores, la visión y la motivación de ambos sean equivalente y complementarias. 

Antes de tomar la decisión plantea bien las razones por las que quieres hacerlo solo o en compañía y en caso de que tengas ya un candidatx, que éste tenga las mismas inquietudes, visión y objetivos que tú.

Hay quienes dicen que una sociedad es como un matrimonio, por lo que debe ser capaz de resistir todo tipo de eventualidades y deben compartir los mismos valores, sueños, motivaciones y metas.

Del mismo modo, es recomendable plantear roles; no todos los socios pueden dirigir o encargarse de las mismas tareas, y establece siempre las reglas del juego desde el inicio: cuántas horas invertirá cada unx, cuánto dinero, cómo se dividen las responsabilidades y los beneficios.

Finalmente, no te apresures en tomar una decisión, no se trata de un viaje a la playa, se trata de hacer realidad un sueño.