En el mundo existen tanto personas ordenadas como desordenadas, que no es lo mismo que organizadas y desorganizadas. Cada una convive con su propio entorno y sus propias características y seguramente cada una podrá decir que la situación en la que se encuentra es la que mejor les acomoda o la que les tocó vivir.
Las personas ordenadas, seguramente no entenderán cómo las personas desordenadas pueden vivir así y viceversa; y la realidad es que es muy fácil adaptarse a cualquiera de las dos situaciones, porque ambas se tratan de hábitos adquiridos. Y es cuando se enfrentan estas dos situaciones que se genera un desequilibrio y tiende a tomar para el lado del orden, ya que, aunque el desorden es muy común, también es muy mal visto.
¿Qué es el orden?
Ordenar consiste establecer patrones para colocar objetos o realizar actividades de acuerdo a un plan, estos patrones pueden ser de distintas formas: alfabéticos, numéricos, por colores, por tamaños, por horarios o como elijamos. Dicho esto, podríamos suponer que, para ordenar, previamente se necesita organizar pues ordenar responde a la pregunta “cómo” y se relaciona íntimamente con el «qué», cómo acomodo qué, cómo hago qué.
Para que quede más claro, pongamos un ejemplo: tengo una gran pila de papeles (documentos), los voy a ordenar por colores y los voy a colocar en archiveros. Los papeles rojos van en el archivero de la derecha, los papeles verdes irán en el archivero del medio y los papeles amarillos irán en el archivero de la izquierda. Estoy siguiendo un orden, un orden que me dice cómo colocar los papeles.
¿Qué es el desorden?
Pues exactamente lo opuesto, no considerar ni patrones ni sencuancias para colocar o no colocar cosas en su sitio. Se trata sencillamente de la ausencia del orden y es que las cosas pueden estar colocadas por todas partes.
Existen muchas teorías acerca de personajes importantes de la historia como Einstein o D’Vinci, considerados genios, quienes no seguían ninguna rutina de orden ni de organización, por lo que el desorden empezó a asociarse a las personas creativas y muy inteligentes. Sin embatrgo, no existen pruebas científicas o de fuentes oficiales que confirmen esta afirmción.
Lo que sí es posible es hablar de un desorden ordenado, y es que seguramente has escuchado a alguien decir «dentro de mi desorden tengo mi orden», eso es porque aunque a simpel vista parezca que todo está fuera de su sitio, esta persona sabe perfectamente donde está cada una de las cosas que guarda. Esto es porque aunque nada esté acomodado por colores, por tamaños, por nombres o como sea, sí existe un sistema de orden solo que no corresponde a un orden lógico o a lo que la mayoría consideramos un orden normal.
“Es difícil el equilibrio entre el caos y el exceso de orden.”
– Albert Jacquard-
El equilibro del orden
Cada persona es distinta, cada una cuenta con prioridades distintas y diferentes modos de ver la vida, por lo tanto lo que funciona y es necesidad para uno no implica, obligatoriamente, que entre dentro del estilo de vida del resto. Lo que debemos aprender es a encontrar un equlibrio, ya que ningún extremo es bueno: ni todo el desorden es caos y el orden en exceso puede convertirse en obsesión.
Lo importante es encontra un sistema de organizaciòn y orden que funione para nostros, pero que conviva con el resto de nuestras actividades, con el entorno y con el universo. Ya que al vivir en orden con todo nos llevara cada vez más a estar en equilibrio.