Gracias a las series y programas de televisión, la profesión del organizador profesional se ha ganado una visibilidad extraordinaria en muchos países, aun cuando sabemos que no es una
profesión nueva y que tampoco es una moda, sino una verdadera necesidad que ayuda a trasformar la vida de las personas.
Sin embargo, como muchas otras cosas y profesiones ganan popularidad rápidamente, la organización profesional también está rodeada de desinformación y algunos mitos; uno de los
clásicos que ya conocemos es el de que l@s organizadores profesionales son una especie de limpiadores que además se llevan todo el desastre de las casas o que todo es bello y mágico
como lo ponen en la televisión.
Para ser organizador/a profesional, va mucho más allá de la magia y los estereotipos y si estás pensando en dedicarte a esta profesión, ya iniciaste o eres un/a organizadora profesional en
acción, seguramente te sonarán conocidas muchas de estas afirmaciones no tan del todo ciertas.
Mito: Ser una persona organizada significa que serás un buen organizador profesional.
¿Naciste con el gen del orden? Genial, pero eso no significa necesariamente que seas un buen organizador. Hay mucho más en este trabajo que organizar las posesiones de alguien.
De hecho, el trabajo principal que hacemos ni siquiera está relacionado con las cosas. Se trata de ayudar a las personas a avanzar a su propio ritmo. Se trata de paciencia, comprensión y
construcción de relaciones. Se trata de conocer al cliente donde esté, sin importar cómo te sientas. Se trata de hacer todo eso y nunca juzgarlos.
Mito: Los organizadores profesionales son sólo para personas que tienen mucho dinero.
Verdad: Los organizadores profesionales trabajan con todo tipo de clientes, desde madres solteras hasta parejas jubiladas y propietarios de empresas y los costes son tan variados como
los estilos de cada organizador profesional.
Mito: A los organizadores les encanta etiquetar todo.
El etiquetado es una gran herramienta, pero ésta es una parte muy pequeña reservada para el final de un trabajo de organización. Hasta entonces, usamos notas adhesivas para ordenar
artículos, comunicar y aclarar dónde están las cosas, y mantener la basura y el reciclaje separados. Pero, este trabajo puede ser también temporal.
Nuestro objetivo como organizadores es enseñar a los clientes a que lo hagan por sí mismos. Si las etiquetas requieren demasiado mantenimiento, ¡nos las saltamos! El resultado final tiene
que ser manejable para el cliente y, para muchos, las etiquetas no lo son.
Mito: Todos los organizadores tienen TOC
¡FALSO! De hecho, much@s organizador@s entraron en esta profesión porque ell@s mism@s lucharon con la desorganización y e desorden. Algunas veces pasa que tenemos que decir que
un área está “suficientemente ordenada”. Si funciona para el cliente y le da paz en su hogar, eso es una victoria. NO tienes que ser “perfecto” para estar en esta profesión.
Mito: Organizar es como en el reality show.
Para efecto de un programa de televisión, por supuesto que lo ideal es mostrar el antes y el después en media hora y sin tensiones, la realidad es que la organización profesional es un
trabajo duro que implica también trabajo físico, al que no se llega con tacones y un vestido. Pero la satisfacción es tan grande o mayor que la que vemos al final de cada capítulo en la
televisión. Pues no hay mayor recompensa que la felicidad de tu cliente al final de una sesión exitosa.
Finalmente recuerda, los organizadores profesionales no son personas que tienen una habilidad mágica para hacer que las cosas estén limpias y ordenadas, todo esto es el resultado
del trabajo constante, la disposición y de querer ayudar a los demás. Porque algo que es una realidad y no tiene nada de mito, es que a los organizadores profesionales nos encanta acompañar para mejorar.